El nuevo Adam no bebe ni fuma. El nuevo Adam me envía mensajes de texto, me manda correos de amor, me dice que me extraña, me mira a los ojos y me dice que me ama, agradece a Dios por la dicha de tenerme a su lado. El nuevo Adam sabe que jamás nos separaremos, porque Dios ha decidido nuestro destino incluso antes de conocernos, y ese es que estemos juntos. El nuevo Adam hace el amor como si fuera un ritual religioso de adoración física. El nuevo Adam camina conmigo de la mano, sonríe al verme porque soy la mujer de su vida ante sus ojos. El nuevo Adam es todo paz y todo calma, y sabe rescatarme cuando empiezo a perderme entre mis propias angustias.
El nuevo Adam jamás miraría a otras chicas, porque aprendió de su error y ha prometido ante mí y ante sí mismo que nunca volverá a lastimarme, ni así ni de ninguna otra manera. El nuevo Adam no vive para trabajar, trabaja para vivir y tiene metas claras. El nuevo Adam hace planes, sí, conmigo, y sueña, sí, también conmigo. El nuevo Adam mira niños e imagina que algún día tendremos unos propios que se parecerán a mí y a él. El nuevo Adam es respetuoso, cumple su palabra, no miente y siempre tiene buen humor. El nuevo Adam es la apoteosis manifiesta de la idealización femenina del hombre perfecto. Y yo lo jodí. Le di a morder la manzana.
Un día el nuevo Adam me mandó un mensaje de texto donde me llamaba "capullo de primavera" (?), y le dije que no era necesario que me dijera cosas así cada cinco segundos. Nunca más lo volvió a decir, salvo algún momento intensamente emocional.
Otro día nos cruzamos con un chico por la calle que nos pidió dinero, a mí me pareció un fumón y no se lo di, el nuevo Adam pensó que tal vez podría estar en apuros, así que le dije que no por ser religioso activo tendría que pensar como un iluso (auch!). La siguiente mendiga con la que nos cruzamos también se quedó con las manos vacías.
Y ayer viernes me fui a casa de mi jefa a celebrar su cumpleaños. No llevé a Adam, porque la verdad era una celebración a la cual solo asistiría gente de mi trabajo (y efectivamente así fue), y no me parecía dable llevar compañía. Acordamos vernos después de la reunión, pero esta se puso tan animada que decidí quedarme y mandarle un mensaje de texto prometiendo llamarlo luego. Cuando lo llamé no estaba de muy buen humor.
Hoy es sábado y no veré a Adam. Se va con sus amigos del trabajo porque es cumpleaños del gerente general y no me va a llevar. Supongo que está bien, me trae un poco de vuelta al Adam que conocía antes, supuestamente lo que yo quería. Pero por alguna razón, el nuevo Adam me estaba empezando a gustar.
Mad Max
Hace 9 años