viernes, 22 de agosto de 2008

¡Ja!

Es difícil saber si una relación hecha de retazos va a funcionar. A simple vista, cualquiera dirá que no. Por otro lado, los optimistas afirmarán que se requerirá esfuerzo y tiempo. Aquellos más profundos analizarán el problema a fondo hasta encontrar la raiz del roche y buscar la mejor forma de hacer que todo vuelva a ser como antes. Sin embargo, hay otros que, como a mí, les llega todo al niple.

Se supone que hay reglas básicas inherentes a una reconciliación que se deben seguir cuando has logrado volver con tu pareja tras una fea metida de pata, la cual fue oportunamente perdonada, pero lógicamente no olvidada. Uno: aceptar el error. Dos: prometer no volver a cometerlo. Tres: tratar de congraciarse con la víctima. Y yo agregaría uno más: NO DEJAR QUE LA ESTUPIDEZ LAS CAGUE POR TI. Pero ¿qué significa esto varones? Fácil:

  1. Si se va al cumpleaños de una compañera de trabajo, respeta su espacio, total, quien sacó los pies del plato fuiste tú y no ella, así que tranquilo, preocúpate mejor por que no se quede pensando en dónde estarás mientras ella saluda a su amiga. Una llamada es suficiente.

  2. Si dices que vas a llamarla, llámala, así tengas que recorrer kilómetros en busca de un teléfono público porque los de Claro te estafaron con el Tun Tun o porque a Movistar se le fue la señal (para variar). Amárrate un hilo al dedo para que no se te olvide.

  3. Si se te pasó la hora, no la llamaste, y te acordaste demasiado tarde, de todas maneras LLÁMALA, no le timbres para que te llame ella y sea quien se gaste el saldo conversando contigo. No seas conchán pues brother!

  4. En lo posible, no la llames cuando estés borracho, mucho menos para decirle que mientras ella está con su amiga, tú estás en un bar con el amigo más pendejo que encontraste. Si estás inevitablemente borracho, trata de sostener una conversación de cinco minutos que no la deje desconfiadamente preocupada y pensando en con quién estás y dónde.

  5. Si te cuelga el teléfono por borracho y tarado, acéptalo como hombre y espera a que se te pasen los efectos del trago, cerveza, o lo que sea que hayas tomado para volver a llamarla o para buscarla al día siguiente. No la llames y llames y llames una y otra vez, ni mucho menos le dejes un mensaje de voz INSULTANDO aquellos detalles que han estado teniendo el uno con el otro (ejemplo: llamar "cagadas" a los mensajes de texto o e-mails deseándose un buen día o diciendo cuánto se aman y se extrañan), ni mucho menos AMENAZÁNDOLA con terminar la relación si no te devuelve la llamada. Créeme, no estás en posición para hacerlo, y ella se encargará de recordártelo, por más que te disculpes.

Me he puesto a mí misma en un estado catatónico mental pues prefiero no pensar. Adam es tan ambivalente como una montaña rusa, con sus altos y bajos, en un momento en el que yo busco estabilidad emocional, y lastimosamente la busco en él. A veces pienso que es el hombre más tierno de la Tierra y que hubiera sido un gran error no volver con él. Pero otras veces pienso que es un cobarde, mentiroso y sinvergüenza. Trato de no permitirme a mí misma el pensar así, sobre todo en momentos como este. Por ahora solo hay una pregunta que ronda por mi cabeza como tigre enjaulado:

¡¿QUIÉN DIABLOS SE CREE ESTE TIPO?!

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