viernes, 6 de junio de 2008

Carta inservible

Hace un año, cuando la ignorancia era aún una bendición, Adam y yo sostuvimos una tierna conversación sobre cuántos hijos querríamos tener en el futuro. Ambos coincidimos en querer tener dos hijos varones, y que la última fuera niña. La protegida de la casa, la engreída por todos. La pequeña princesa. Esa noche, antes de irme a dormir, inspirada por el amor y la ilusión, y tras haber leido "Carta al hijo que no tengo" de Renato Cisneros, escribí lo siguiente:

Querida futura hija:

Discúlpame por comer cosas condimentadas que te hicieran patalear mientras estabas en la pancita. Soy una glotona incorregible y tu papi nunca ha sabido decirme que no en ese aspecto, además me la debías por haberme hecho dejar el cigarro, aunque a la larga es algo que te debo agradecer. Discúlpame también por haberme quedado dormida boca abajo en algún momento, siempre ha sido mi posición favorita para descansar.

Cuando vayas al colegio, no llores el primer día, te juro que voy a regresar y ya ni te acordarás de mí cuando estés dentro. Te buscaré una profesora linda, buena y bien capacitada, en un colegio con un jardín grandote para que puedas corretear con tus amiguitos y apreciar la naturaleza, ya te tengo algunas candidatas. No me molestaré si llegas sucia a la casa o con el uniforme roto. Y te prepararé tu sandwich favorito en tu lonchera de conejos. No te comas nunca las crayolas. Ni la goma en barra. Te friegan el estómago, en serio. Tampoco seas como tu tío Fer y no te comas los mocos. Ah! y los pedos no son graciosos, mucho menos en las niñas que se creen princesas. Tampoco las malas palabras.

Estudia mucho, sé siempre la mejor, tu papi es bueno con los números y yo con las letras, así que tendrás un cerebro alucinante, respeta a tus profesoras y no leas babosadas como "Tú" o "Cosmogirl"... desde chiquitita te haré adicta al National Geographic, y me llega si no te gusta que te hable en otro idioma en la casa, es por tu bien y algún día cuando te exoneren de inglés en el cole o te ganes una beca al extranjero me lo agradecerás.

Quiere mucho a tus dos hermanos, para ellos siempre serás la bebé. No te enojes con ellos por vigilarte mucho o sobreprotegerte, enójate con tu papi, porque él los habrá mandado a fregar a ese chico que siempre te llama. Cuando quieras algo, acude siempre a ellos, y si te jalan el pelo patéales las pelotas, ellos son mayores y no deben abusar de ti. No les pongas sobrenombres y tampoco dejes que ellos te los pongan. Y cuando estén con sus enamoradas en la sala, no te asomes ni te pongas a conversar con ellas, porque en el fondo sólo estarán esperando que te dé sueño pronto para que te vayas a dormir.

Sé engreída y deja que te engrían, pero no seas caprichosa ni antipática. Sé dulce: es un consejo que tu abuelo me dio hace años en una carta que algún día te enseñaré. Respeta siempre a tus mayores: a tus abuelos, a tus tíos, a los vecinos, a los amigos de papá y a mis amigas, osea tus tíos y tías de cariño.

No te enamores tan rápido, y cuéntame todo lo que te pase. Sé siempre sincera conmigo y te prometo que trataré de ser lo más comprensiva posible. No te enojes cuando te castigue, no patalees, no te encierres en tu cuarto, no azotes la puerta, no te pongas a llorar ni a rajar de mí con tu mejor amiga por teléfono. Recuerda que siempre tu mejor amiga seré YO, y que todo lo que haga, incluso castigarte, será porque te amo.

Cuenta con mi hombro siempre que quieras llorar: cuando tengas un mal día, cuando se muera tu perro de años, cuando no logres lo que esperabas, cuando pelees con papá, o conmigo, cuando alguien te rompa el corazón.

Busca un hombre bueno y emprendedor, que te quiera y te respete, que esté dispuesto a ayudarte cuando lo necesites, que sea amigo a la vez que enamorado, que te admire y que te trate con delicadeza, como la princesa que fuiste desde chiquita, que se lleve bien con su familia y te haga parte de ella, y que nos quiera a nosotros también. Busca a un hombre como tu papi, y busca siempre que tu papi lo apruebe, no a la fuerza, sino porque lo merece. Tu papi sabe lo que hace, y no estará dispuesto a entregar su princesa a cualquier inútil.

Llámame siempre si el destino te lleva fuera de Piura, no importa si son las 3 de la mañana y te acordaste de mí en plena juerga, siempre será reconfortante escuchar tu voz.

Y déjame llorar de alegría por ti el día en que te cases, déjame arreglarte el velo y acomodarte el vestido, usa las perlas que te regalé y no te pases de copas en la recepción. Y si algún día tienes una hija como yo te tuve a ti, recuerda esta carta pero no te la plagies, escribe una propia, y no se la enseñes sino hasta el día en que ya no estés, para que sepa que la amaste incluso antes de tenerla en tus brazos.

Tu futura mami.

3 muestras de empatía:

Juendy.cz dijo...

q linda carta! en serio.. bellisima ^^

Anónimo dijo...

exactamente, el amor es infinito.

Sky dijo...

Hola, tu carta esta bellisima y conmovedora, espero que algun día tengas una bella princesa a quien dejarsela.