Anoche tuve una pesadilla, la misma que he tenido tantas veces. Estaba yo en mi cama, despierta, sin poderme mover. Con los ojos abiertos podía ver mi habitación, borrosa, oscura, con una única luz proveniente del televisor prendido, al cual no podía escuchar. Sólo oía gruñidos, ruidos extraños, como susurros lúgubres tratando de asustarme. Y en el pecho sentía una presión fuerte, como si tuviera algo pesado encima. Quería gritar, quería saltar de la cama, quería llamar a Adam. Pero ningún sonido salía de mi boca, la cual abría inútilmente. Estuve así durante largos minutos, durante los cuales recé y maldije mentalmente. Recé pidiendo ayuda, y maldije a lo que creí que me atacaba mientras le gritaba "fuera de aquí" en mis pensamientos. Cuando finalmente pude "liberarme", di un salto y permanecí sentada sobre mi cama con miedo a dormirme otra vez. Hasta que el sueño me venció y amanecí en una mañana lluviosa pero tranquila.Para quienes no lo saben, este es un típico episodio de parálisis del sueño, el cual he tenido desde la adolescencia pero durante años no lo había vuelto a padecer. Verán, nuestro cerebro tiene la normal función de paralizar nuestro cuerpo mientras estamos durmiendo, a fin de que no escenifiquemos nuestros sueños en estado inconsciente (lo cual no funciona, por ejemplo, en los sonámbulos). Y sucede a veces que bajo ciertas circunstancias, la persona puede entrar a un estado consciente mientras su cuerpo aún está paralizado, ante lo cual experimenta las alucinaciones visuales y auditivas, y la sensación de inmovilidad que relaté. Dichas circunstancias pueden ser la ingesta de ciertos medicamentos, o el lamentablemente famoso stress.
O tal vez, como creen en algunas culturas ancestrales, se me estaba tratando de meter un muerto (no sé ustedes, pero yo prefiero la explicación científica).
Sí, estoy estresada. Estoy harta, estoy cansada. Estoy metida en una situación de la cual no sé cómo salir. Se me va el verano y no disfruté la playa. Se me fueron las vacaciones y me las pasé llorando encerrada en casa. Se me irá la vida y seguiré preguntándome en qué momento se jodió todo. ¿Es tan difícil empezar de cero y pretender que nunca nada pasó?
Nunca se deterioró la relación, nunca le fui infiel a Adam ni el me fue infiel a mí. Nunca me enteré de nada, nunca nada me dolió. Nunca nos peleamos, nunca terminamos. Nunca nos pusimos en plan de guerra, nunca quedamos públicamente en ridículo ni hicimos alguna escena. Nunca nos alejamos, nunca llegamos a pensar que no damos para más. Nunca asistimos a terapia, nunca nos rendimos. Nunca lloré por ya no saber qué hacer. Nunca tuve pesadillas ni contemplé la posibilidad de dormir eternamente a pesar de ellas.







