martes, 25 de noviembre de 2008

Feliz Aniversario

Hace exactamente un año era un día aburrido. Me senté frente al computador. Revisé mi correo. Chatee un par de minutos. Webeé por Facebook, Hi5, YouTube y los blogs de El Comercio. Se me ocurrió abrir un blog.

Pero... ¿sobre qué?

Primero pensé en mi trabajo, después de todo me gusta lo que hago. Pero naaaa... probablemente a la única a quien le interese sea a mí. Y a quienes se dedican a lo mismo, que en el ciberespacio son escasos. Luego pensé en un blog familiar, pero no, qué aburrido y cursi. Hasta se me ocurrió un blog sobre música, pero la verdad no soy tan adicta como para dedicarle toda una web. Si iba a abrir un blog, debía ser algo bueno, que atrajera a la gente, algo que les provocara leer, seguir, comentar, recomendar, compartir, algo con lo cual todos se sintieran identificados. Entonces pensé en ese mal común que todos desean sufrir.

Hace exactamente un año era un día aburrido. No tenía nada que hacer, pero estaba feliz. Estaba contenta. Miraba mi vida desde una simple perspectiva y creía tener todo lo que necesitaba: amor. Al menos eso dijo John Lennon. Ese, ese era el tema.

Hace exactamente un año me sentía experta en la materia. Con una relación de casi nueve años, con altos y bajos pero de pie al final, con buenas y malas, y todo tipo de situaciones por contar. Aún creía en el "por siempre y para siempre". Aún creía en el "eternamente". Ciega yo.

Había que planear todo. Primero, una plantilla. Rosada, asquerosamente cursi, diseñada por Giselle Jaquenod, perfecta para el tema. Con fotografías en blanco y negro, y tal vez algún difuminado toque de color, como quien dice "no todo es color de rosa". Luego vino la cuestión identidad. Anónima, inventada, con nombres no reales que me permitieran explayarme a mis anchas sin el temor de que algún conocido olfateara mis trapos sucios a lo lejos. Finalmente, los primeros golpes de tecleado.

Hace exactamente un año escribí mi primer post. Y se sintió rico. Como ese pastel, que hoy me comí junto a Adam sin que él lo sepa.

lunes, 24 de noviembre de 2008

You've got mail

Subject: Si no respondes, la pregunta se vuelve retórica...
Date: Sun, 23 Nov 08 11:14 p.m.
From: Lo
To: Adam

Un día, no hace mucho, llegaste a mi casa después de trabajar y me dijiste "estoy cansado" con cara de "quiero mi cama". Recuerdo que sonreí en mi afán de hacerte sentir mejor, y cité a algún filósofo anónimo de esos que abundan por ahí, a quien escuché decir alguna vez que estar cansado es una dicha doble, pues por un lado significa que tenemos trabajo, lo cual en nuestro mundo capitalista (¿pronosticado a agonizar?) es una necesaria suerte, y por otro lado significa que hemos hecho uso de nuestras facultades físicas y/o mentales, lo cual implica que las podemos usar, es decir, que están activas. En pocas palabras, cansarse singifica haber tenido algo que hacer, y las fuerzas para hacerlo.
Cuando yo te digo "estoy cansada" refiriéndome a nosotros, ¿qué significa?
Lo.

Esperando respuesta...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Necesito un descanso

Estoy cansada de Adam. Estoy cansada de que siempre haya algo que me moleste de él. Estoy cansada de su impuntualidad. Estoy cansada de su incapacidad mental para conectarse emocionalmente conmigo y ponerse en mi lugar. Estoy cansada de siempre tener que ser la que aparenta amar más. Estoy cansada de ya no saber cómo hacer para que entienda que el amor no se dice ni se hace, sino que se demuestra. Estoy cansada de que nunca tenga tiempo para mí, y yo siempre tenga tiempo para él.

Estoy cansada de escribir sobre él. Estoy cansada de que me digan que antes se me veía más enamorada. Estoy cansada de sentir que el resto tiene razón. Estoy cansada de mirar atrás (muy atrás) y ver que todo era mejor. Estoy cansada de soñar con casa, familia, hijos, Adam, mientras todas mis amigas ya tienen eso. Estoy cansada de tratar de convencerme de que aún tengo tiempo para esas cosas. Estoy cansada de sentir que ya no quiero esperar más. Estoy cansada de pensar que soy la única que piensa en el futuro.

Estoy cansada de culpar a Adam por todo. Estoy cansada de tener siempre la razón. Estoy cansada de escuchar disculpas. Estoy cansada de parecer neurótica. Estoy cansada de renegar. Estoy cansada de los pleitos. Estoy cansada de no poder decir que la paso de puta madre los fines de semana. Estoy cansada de que todas las parejas se vean más felices que nosotros. Estoy cansada de no emocionarme al verlo. Estoy cansada de preocuparme por que algún día lo note y me deje. Estoy cansada de no tener el valor para dejarlo primero, o las ganas de hacerlo. Estoy cansada de no saber lo que realmente siento.

Estoy cansada de su familia. Estoy cansada de que el estúpido de su hermano solo me trate como gente cuando Adam está cerca. Estoy cansada de los comentarios idiotas de su vieja. Estoy cansada de la burla de hombre que es su viejo. Estoy cansada de sus primos buenos para nada, sangrones, inestables, etc. Estoy cansada de sus imbéciles amigos. Estoy cansada de opinar que Adam es probablemente la única persona cuerda de su entorno (o quizás no). Estoy cansada de temer que se convierta en su viejo, o que piense que me parezco a su vieja. Estoy cansada de horrorizarme pensando que con esa familia se relacionarán mis hijos.

Estoy cansada de su trabajo. Estoy cansada de ver cómo le encanta ser absorvido por él. Estoy cansada de escuchar largas peroratas acerca de cómo le va en la oficina. Estoy cansada de sentir que para él lo más importante es su chamba. Estoy cansada de pensar que debí hacer como Adam, y buscar mi superación personal en vez de concentrarme en nuestra relación. Estoy cansada de sentir que se me fue la vida amando a ese idiota.

Estoy cansada de sentir que doy todo y recibo muy poco. Estoy cansada de pensar que podría estar con alguien mejor, pero que simplemente no quiero. Estoy cansada de no saber cómo escapar, y ni siquiera saber si deseo hacerlo. Estoy cansada de pensar que quizás odio a Adam un poquito.

Estoy cansada de Adam. Realmente cansada.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Sucesos de la semana

Lunes
Entrenador: ¿Hace cuánto que no vienes al gimnasio?
Lo: Desde abril.
Entrenador: Ok... Por favor, las que están retomando el entrenamiento de spinning o recién empiezan, hagan los ejercicios sentadas en la bicicleta.
Lo: ¡Naaaaah... ! Yo me paro, estoy en buena forma, yo sí puedo.
Entrenador: (Diez minutos después) ¿Que pasó, ya te cansaste?
Lo: ...

Martes
Lo: ¿Me acompañas a comprar un regalo para Ana?
Mamá: ¿Por qué? ¿Es su cumpleaños?
Lo: No, en realidad el regalo es para su futura hija, su baby shower es este jueves.
Mamá: Ah... claro pues, está embarazada.
Lo: Sí. Estoy pensando en comprarle un vestido bonito, o un bolso para...
Mamá: ¿Y ustedes cuándo?
Lo: ...

Miércoles
Amiga: ¿Vas a ir a la cena hoy?
Lo: Claro, ¿a qué hora vas a ir tú?
Amiga: Alrededor de las 9:30.
Lo: Chévere, yo planeaba también caer más o menos a esa misma hora.
Amiga: Bacán pues, si quieres te paso recogiendo.
Lo: Ah no, no te preocupes, voy a ir con Adam.
Amiga: ...

Jueves
Invitada en el Baby Shower de Ana: Oye, y ya en serio... ¿ustedes cuándo?
Lo: ...

Viernes
Mejor amiga: (Al teléfono) ¿Y qué tal, qué planes para hoy?
Lo: La verdad, ninguno.
Mejor amiga: ¿No irá Adam a verte?
Lo: No.
Mejor amiga: ¿No van a salir a ningún lado?
Lo: No.
Mejor amiga: ¿Se han peleado o algo así?
Lo: No, lo que sucede es que los viernes el tiene clase hasta tarde y sale demasiado cansado, así que se va defrente a su casa.
Mejor amiga: Ah... ¿Segura que no se han peleado y no me quieres contar?
Lo: ...

Sábado
Mejor amiga: ¿Y qué tal amiga mía? ¿Cómo sigues? ¿Te amistaste con Adam?
Lo: ...

Domingo
Adam: (En un mensaje de texto) ¿Ya estás durmiendo?
Lo: (Veinte minutos después) Lo estaba... ¿qué pasa?
Adam: ¿Me extrañas?
Lo: ...

domingo, 2 de noviembre de 2008

Sí, Dios... ¡muy gracioso!

Cuando era niña conversaba contigo a cada rato, ¿recuerdas? hasta me tildaron de loca por eso, y hubiera terminado en el manicomio de no ser por esa monjita que resultó estar más tronada que yo. Conversábamos mucho y más de una vez juraría que me respondiste. No con palabras, no, tú no usas eso, pero sí con sonidos, algo así como una canción con la letra precisa para lo que sentía en ese momento, o unos pajaritos volando sobre mi cabeza y haciendo un ruido de aleteos y un piar incesante cuando me sentía sola o aburrida. Y entre conversación y conversación, yo pedía y pedía todo lo que quería tener en vida, manifestándome como alguien que se proyectaba a tan corta edad.

Y no siempre me dabas gusto en todo lo que pedía, después de todo no eres el genio de los tres deseos. Lo que hacías era darme lecciones acerca de lo que realmente necesitaba. Como esa vez que te pedí un perro de raza para lucirlo con mis amigas, y lo que obtuve fue un chusquito de color negro, lleno de pulgas y garrapatas, que se ganó mi corazón y me hacía sentir buena gente cada vez que lo veía y recordaba el basural del cual lo habíamos rescatado. O como esa otra vez que te pedí una BMX para Navidad, y no me la diste, y me decepcioné en silencio abrazando la Barbie que en su lugar recibí, la misma con la cual me consolé al ver que nadie más la tenía, y que me acompañó a ser testigo de como una de mis mejores amigas se accidentaba mientras pedaleaba su BMX cerca a una autopista.

Así aprendí que a la larga no era necesario pedirte nada, pues tú sabías bien qué era lo que me hacía falta. Sin embargo, la última vez que conversamos largo y tendido, te pedí por Adam. Rogué por un Adam distinto, que fuera capaz de hacer despertar en mí todo aquello que sentí por él alguna vez, que lograra opacar sus errores con gentileza, y que se convirtiera nuevamente en mi compañero de vida, ese con quien soñaba y en cuyos brazos pasaría las noches que me quedan en este planeta. Pero ¿eso obtuve? No exactamente.

Adam ha sido capaz de despertar en mí todo aquello que sentí por él alguna vez, incluído el aburrimiento por la rutina que nos atormentaba antes de tanto drama, hasta el punto de hacerme extrañar nuestras peleas de telenovela de vez en cuando.

Adam ha logrado opacar sus errores con gentileza, tanto así que ahora es capaz de quebrar mi voluntad y jugar con ella, hacerme esclava de mis propias debilidades relacionadas a él, y disfrutarlas a nuestro antojo, o mas bien al suyo. Peligro.

Adam se ha convertido nuevamente en mi compañero de vida, de manera que ya olvidé cómo vivir sin él, y cómo moverme en el mundo sin tenerlo a mi lado, y es por eso que otra vez perdono sus errores sin que él me lo pida, y corrijo sus fallas con la esperanza de convertirlo en ese hombre perfecto que al parecer no quiero que sea, sino qué aburrido.

Ahora lo veo en mis sueños, y en mis pesadillas también. Y muchas noches he pasado en sus brazos, y así será el resto de nuestra existencia, eso es lo que él dice, incluyendo las noches de insomnio.

Buen chiste, Dios.