En fin, volviendo a la costumbre, dado el caso del segundo final expuesto, romper con aquello que formaba parte de tu día a día puede ser uno de los caminos más difíciles a seguir cuando se trata de vivir con el corazón roto. Por experiencia puedo afirmar que el primer mes es el más difícil, pero pasados esos treinta días, una adquiere la fortaleza necesaria para seguir adelante sin pensar en matar a alguien o a uno mismo. He aquí algunos consejos:
- Apaga tu celular: Evita atolondrarte con el pensamiento de si te va a llamar o no. Ya sea porque quieres que te llame o porque no quieres, apagar tu celular te evitará muchos dolores de cabeza.
- Oídos sordos a las amigas: Lo mejor del mundo son las amigas. Hombres van y vienen, pero las amigas perduran con los años. Esa frase es super trillada, pero cierta. Y es en momentos de abandono cuando ellas nos hacen sentir un poquito menos desolada. Sin embargo, sus buenas intenciones no necesariamente significan ayuda efectiva, como en el caso de las crisis. Cuando una mujer tiene problemas de pareja, lo peor que puede hacer es contárselo a sus amigas. Las mujeres somos muy buenas al momento de frikearnos, y mucho más si se trata de un problema ajeno. Eso es a lo que equivocadamente llamamos "ser empáticas". Si de por sí ya estás frikeada con tus propios roches, lo que menos necesitas es a otra neurótica a tu costado, a la que le tengas que terminar explicando que tu problema no es tan grave después de todo, a pesar de que ni tú misma te la creas.
- Fines de semana... sólo con chicos!: Este consejo no parte del conocido "un clavo saca al otro clavo". Al contrario, con el corazón tan agujereado, lo que menos necesitas es un clavo más. Pero salir con chicos, en plan de amigos lógicamente (lo otro no lo aconsejo, y eso viene en el siguiente punto), nos ayuda a no sentir tanto esa ausencia de atención masculina a la que una naturalmente se acostumbra cuando tiene novio. En un momento tan bajoneado, te hace bien el tener a alguien aunque sea por una noche que te vaya a recoger, que haga cola en el bar por ti, que te saque a bailar y te de vueltitas, que te preste su abrigo si tienes frío y que te vaya a dejar sana y salva a tu casa.
- Aún no es temporada de cacería: Ni de cazar, ni de ser cazada. El despecho no es un buen selector de parejas. Mientras enfrentas una desilusión, cualquier tarado parecerá perfecto en comparación al tarado mayor que te rompió el corazón. Bajo ese estado vulnerable, es más posible que quien sea que se aproxime con aparentes buenas intenciones y atenciones hacia ti (incluyendo al tarado mayor) se vea más como el príncipe azul que te rescatará de la torre emocional en la que estás encerrada, con tus propias penas aguardando como dragón afuera. Es el momento de estar sola, de aprender a sentirse cómoda con una misma, cosa que no pudiste hacer antes.
- Nada de predicciones: Esto es NO EXPECTATIVAS y NO PROMESAS. No predigas lo que él hará o no hará, no hay forma de saberlo, él no es tú, por lo tanto su línea de acción probablemente no tenga nada que ver con lo que esperes de él. No predigas lo que tú harás o no harás, tampoco hay forma de saberlo, en estos momentos tú no eres tú, así que de nada vale que te propongas no saludarlo nunca más en tu vida cuando tal vez te lo cruces en un momento de poca lucidez y termines lanzándole un beso volado. No te expongas a desilusionarte más de él, ni a desilusionarte de ti misma. Vive el día a día, y que eso te baste, al menos por un mes.
Y como consejo bonus: regresa a tus raíces. En mi caso, mis padres fueron de gran ayuda. Contrario a lo que esperé, recibí de ellos el justo apoyo que necesitaba. Respetaron mi deseo de no querer hablar de Adam cuando no quería, y me prestaron su hombro cuando estuve lista para una espectorada emocional. Tus padres te pueden ayudar a volver a ser quien eras antes, pues ellos lo recuerdan mejor que tú, a mantenerte ocupada con lo que sea, desde escuchar música hasta aprender a hacer bonsais artificiales, a ocupar la mente pues cualquier pausa puede ser fatal y nos puede hacer caer en las, en ese momento, dudosas redes masculinas, ya sea por aburrimiento o por necesidad.
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Una vez que hayas sobrevivido el primer mes, estarás lista para tomar una decisión con respecto a tu futuro. Sin embargo, hay algo que debes hacer sí o sí: perdonar y olvidar. No por él, sino por ti. Por tu propia salud mental. Ese último pensamiento lo dejo en el aire para quien quiera analizarlo.