lunes, 29 de diciembre de 2008

Lo que obtuve esta Navidad

... toda la familia reunida, toda.

... una llamada antes de las 12.

... un beso a la distancia.

... amigas que olvidaron su panetón para acordarse de mí.

... regalos bien pensados de mamá y papá.

... fotos, muchas fotos.

... abrazos, muchos abrazos.

... risas, muchas risas.

... besos, muchos besos.

... la sonrisa de Adam al abrir mis regalos.

... mi sonrisa al abrir el suyo.

... el recuerdo de mis abus.

... una noche de Boone's.

... una fiesta al día siguiente.

... todos mis amigos en el mismo sitio.

... bailar hasta morir.

... karaoke, yeah!

... una laptop que llega el martes.

Feliz 2009... esperemos que sea mil veces mejor que el año que está por terminar.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Lo que quiero esta Navidad

... una cena con caricias bajo la mesa.

... un beso en los labios a media noche.

... un regalo que muere por ser abierto.

... un rostro complacido al ver mi cara de sorpresa.

... una tarjeta escrita con el corazón y versos de poeta.

... un abrazo por mi cumpleaños.

... fuegos artificiales asomando por mi ventana.

... una llamada de aquellos que están lejos.

... una visita sorpresa en la puerta.

... una mirada de reconciliación.

... un borrón y cuenta nueva.

... una noche de champaña.

... todos los que más quiero reunidos en el mismo sitio.

... ese algo que no esperaba.

... o que tal vez sí, sin admitirlo.

... una laptop.

Feliz Navidad en la blogósfera. Y feliz cumpleaños a mí :)

lunes, 22 de diciembre de 2008

Ni un día sin sexo

El sexo entre Adam y yo siempre ha sido perfecto. Es algo que ha trascendido más allá de cualquier problema o situación que hayamos enfrentado juntos. Aún en los momentos más perros de nuestra relación, siempre hemos podido contar con una buena sesión de sexo. Sexo rabioso, sexo tierno, sexo travieso, sexo a escondidas... en ya casi diez años lo hemos probado de todo tipo. Y lo hemos saboreado con el ardor de aquellos que lo prueban por primera vez, y la solemnidad de los más experimentados catadores de piel. En algún momento hemos llegado a temer que sea lo único que nos una... ¡qué mierda! bienvenido sea.

Ya he escrito sobre esto anteriormente, estoy segura. Y es que el sexo para mí es simplemente sublime. Es estar solos, acercarnos, cerrar los ojos, sentir los temblores de ese primer dudoso beso, que no sabe por donde circular. Es la primera mano subiendo por debajo de la ropa, sintiendo el primer trozo de piel esperando ser descubierta por completo. Es desnudarse el cuerpo y mostrar el alma, entre perfección y provocación, sentirse el ser más deseable del planeta. Es un beso apasionado que se extiende cada vez más hacia abajo, es desear que no se detenga. Es un abrazo interminable, piernas entrelazadas, palabras, te amo, eres mía, bésame una vez más. Es caricias, es deseo, es un latido que invade las entrañas, un calor que recorre el vientre por dentro, es humedad, es sudor, es un aguante increíble. Es recibirlo dentro de mí, que me invada con su cuerpo, disfrutarlo, dejar que me disfrute. Es sentirse dominada, indefensa, sin otra salida más que permitir ser arrollada por placer y más placer. Es un cuerpo pegado a otro, moviéndose acompasados, buscando no soltarse, aferrados entre sí. Es una explosión, apretar los ojos, quedarse sin aliento, desplomarse en la cama sin poder respirar... Es un abrazo tierno, ojos entrecerrados, labios rozándose y murmurando un te amo una vez más.

Fue un buen fin de semana, y hoy me siento bien.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Gracias totales

Así es como funciona: el buen amor no es bienvenido en nuestros tiempos. Si vemos una chica felizmente enamorada, es una pisada, una ilusa, su novio probablemente la engaña y ella no se da cuenta, o está ciega por no ver todos los miles de errores que él supuestamente tenga. Es una chica que vive en un mundo de fantasías sin ver la realidad del caso, es una chica que sufrirá dentro de poco pues el amor es así, te hace llorar. Es una chica que no merece la atención de nadie, pues la melosa felicidad que expele por los poros aleja a cualquiera que no sepa de qué se trata.

Pero si vemos una chica con el corazón roto, entonces esa sí necesita nuestra atención, pues cualquiera está siempre presto a dar un buen consejo, aunque jamás haya vivido lo que ella vive. Todos se identifican con ella, todos se muestran empáticos, todos tienen algo que decirle, pues por amor hemos sufrido y hemos llorado todos, unos más que otros. Es una chica que ya pisó suelo, que ya se dio cuenta que el amor no es todo arcoiris y rosas, es una de las nuestras, una triste magdalena, que a punta de dolores cardíacos ha aprendido a vivir en el mundo real.

Este humilde blog tiene un promedio de 30 a 40 visitas diarias. No es mucho, pero siempre he vivido feliz con ese número. El día que rompí con Adam, las visitas ascendieron a 180 en menos de 3 horas, el día que volví con él bajaron a 15 y se mantuvieron así por una semana, y cuando decidí volver a mandarlo al cacho, las estadísticas superaron las 200 visitas por día durante mis tres meses de dolor. Siempre ha sido así, comúnmente los posts tristes han tenido más éxito que los alegres o los neutros. A la gente le gusta la cochinadita, eso está claro.

¿O será que la mala racha me hace escribir mejor?

martes, 2 de diciembre de 2008

Soñado reencuentro


La venganza de Morfeo

Fui a la playa, sola como lo tenía planeado hacía mucho tiempo. Necesitaba aislarme, perderme por un tiempo, alejarme de tanta urbanidad. Había alquilado una cabaña frente al mar, era bonita, de paredes blancas, rústica, techo de madera y paja, decoración simple y sencilla. Mis vecinos, unos gringos risueños y bullosos, habían dejado regadas sus tablas de surf, toallas, sandalias, pareos, polos, etc. por todo mi balcón. No es que me molestara, pero me pareció una buena ocasión para acercarme y conversar. Después de todo, soledad al 100% tampoco era la idea.

Cuando me asomé a la cabaña contigua, idéntica a la mía, lo vi sentado en la puerta, como si me hubiera estado esperando. Jay... sí... Jay. Tan lindo como la última vez que lo vi. Con un "hola" iniciamos una amena conversación que al parecer habíamos extrañado por muchos años. De la puerta pasamos a sentarnos a una hamaca, echarnos en una hamaca, sentarnos en una cama, echarnos en una cama, besarnos incansablemente y recordar cómo eran esos besos, a qué sabían, y cómo tan poco había cambiado en tanto tiempo. Cuando las ropas empezaron a retirarse, me retiré también. No era correcto, lo quería, sí, pero no era correcto. No por Adam, no por la esposa de Jay (oh my God!), simplemente no era correcto, no lo sentía.

Volvimos a los besos. Decidimos ir a cenar. Volvimos a la cabaña. Volvimos a la cama. Y los besos continuaron. Si bien me sentía culpable, por alguna razón no pensé en Adam. No se me cruzó por la cabeza, no lo recordé. Esos ensalibados momentos nos pertenecían solo a Jay y a mí. Jay... wow... Jay...

Desperté sola en mi cama. ¿Por qué había soñado eso? ¿Por qué había soñado con Jay? ¿Por qué en la playa, por qué besos, por qué un sueño tan detallado? ¿Cuál era su trasfondo? ¿Por qué no soñé con Adam, por qué no pensé en él mientras soñaba con Jay?

Y la culpa empezó...